22 jun 2008

¿Podemos alcanzar la Perfección?

Del estudio de las enseñanzas de Elena de White acerca de los eventos finales, nada es mas claro que su convicción de que el pueblo de Dios debe hacer esfuerzos deliberados por obtener la perfección del carácter a fin de prepararse para la crisis final. Ella dice: “Ahora, en tanto que nuestro gran sumo sacerdote está haciendo propiciación por nosotros, debemos, tratar de llegar a la perfección en Cristo”.

Desafortunadamente, muchos malinterpretando lo que ella dijo, y temiendo no ser lo “suficientemente buenos”, se han convertido en obsesos perfeccionistas. En estas paginas desarrollaremos la perfección dentro del contexto de la elevada norma que Elena de White contempló, y que contribuye a quitar el temor que muchos de nosotros hemos albergado de que la preparación para el tiempo del fin sea un sueño imposible.

¿Como alcanzar la perfección del carácter y como se empieza a transitar por ese camino?

Hay cosas que humanamente podemos hacer, y otras que Dios promete concluir en nuestras vidas por medio del Espíritu Santo.

¿Qué es la perfección?

Si hemos de alcanzarla alguna vez debemos tener una idea correcta de lo que significa. Para ello vamos a utilizar algunas analogías:

La analogía del arco iris: ¿ha tratado alguna vez de asir o atrapar un arco iris? Supongamos que usted esta parado en la cima de una colina, y ve un arco iris que termina “justamente en aquel árbol del valle”. De modo que corre hacia allá, pero cuando llega al árbol. ¿Dónde esta su arco iris? Esta en la cima de la próxima colina. Vuelve a correr hacia aquel lugar pero ahora el arco iris se encuentra en el fondo del siguiente valle. Usted puede perseguir a un arco iris colina tras colina y valle tras valle hasta la puesta del sol y nunca podrá encontrarlo, porque siempre se mueve delante de usted.

La perfección se parece a eso, cuando usted cree haberla alcanzado, se le adelanta. Puede perseguirla hasta la venida del Señor pero nunca la alcanzará.- No quiere decir que sea imposible acercarse a ella.- Quiere decir que usted y yo nunca sabremos cuando hemos alcanzado cierto grado de perfección.- Por eso 1 de Juan 1:8 dice: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no esta en nosotros”.

La analogía de Abraham: Cuando Abraham salió de Ur de los Caldeos hacia la Tierra Prometida, no sabia hacia donde se dirigía, pero comenzó a caminar y cuando lo hizo Dios dirigió sus pasos.

La verdad que el viaje de Abrahán a Canaán no estuvo ni únicamente bajo su responsabilidad, ni exclusivamente bajo la de Dios. Abrahán tuvo que dar un paso tras otro, y caminar, y caminar. En eso consistió su parte. La parte de Dios fue guiar sus pasos. Dios prometió hacer su parte toda vez que Abrahán hiciera la suya, y su arribo a Canaán estuvo asegurado.-

Lo mismo ocurre con nuestro viaje a la perfección: no es ni responsabilidad exclusiva de Dios, ni nuestra. Más bien es una aventura y una responsabilidad compartida entre Dios y nosotros. Y nunca sabremos que ya somos casi perfectos. Pero cuando hacemos nuestra parte, cuando “damos un paso tras otro” como lo hizo Abrahán, Dios se responsabiliza de llevarnos a la perfección. Este punto es un principio sumamente importante.

No sabemos lo que es la perfección ni como alcanzarla, pero cuando hacemos nuestra parte, Dios se encarga de conducirnos a ella.

¿Cuál es el proceso para alcanzar la perfección del carácter?

Debemos completar 3 pasos en el camino de la perfección:

· La Convicción

· La Conversión

· La resistencia

Dios tiene su parte en cada una de ellas y nosotros otra, algo parecido a esto:


La Parte de Dios

Nuestra Parte

Cambio

Convicción




Conversión




Resistencia




En cada paso que usted y yo demos, guiados por Dios producirá un cierto cambio en nosotros. Esto será particularmente importante entenderlo cuando demos los dos últimos pasos, camino a la santificación.

· CONVICCION: significa tener una fuerte convicción o impresión acerca de algo, es una creencia que te sostiene con firmeza “Y cuando é [El Espíritu Santo] venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8)

La parte que Dios desempeña en la Convicción es mostrarnos nuestros pecados ¿Cuál es entonces nuestra parte?

Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame, y reconoce mis pensamientos. Mira si voy en mal camino, y guíame por el camino eterno. (Salmo 139:23,24)

Nótese que David pidió a Dios que lo convenciese. En realidad dijo: “Por favor, Señor, analiza mi mente, prueba mis pensamientos y, si encuentras algo erróneo en mi vida, dime qué es”.

Nuestra parte en la obtención de la convicción es pedirla. Podemos pedirle a Dios que nos muestre cualquier cosa que necesitamos conocer a fin de ser perfectos, y el lo hará. Es lo que Pablo dijo a los creyentes filipenses:

“Prosigo a la meta. Al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelara Dios.” (Fil.3:14, 15)

Jesús traerá a su mente cualquier pecado que necesite confesar, y lo hará a tiempo para que lo arregle antes que termine el Tiempo de Gracia.

Ahora volvamos a nuestro gráfico:

· CONVERSION: Dios creo a Adán y a Eva como seres perfectos interiormente. El estilo de vida divino armonizaba perfectamente con sus deseos. Después de la caída. Adán y Eva eran egoístas. El pecado tomo control de sus deseos. Su problema era que estaban atrapados. Se habían metido en una situación de la cual no podían escapar por sus propios medios. Usted y yo podemos descender a un pozo sin problemas, pero no podemos salir de el sin ayuda.

Dice Elena de White: “Es imposible que escapemos por nosotros mismos del hoyo del pecado en que estamos sumidos. Nuestro corazón es malo y no podemos cambiar… La educación, la cultura, el ejercicio de la voluntad, el esfuerzo humano. Todos tienen su propia esfera pero no tienen poder para salvarnos. Pueden producir una corrección externa de la conducta, pero no pueden cambiar el corazón, no pueden purificar las fuentes de la vida.”

¿Qué es una fuente de vida? En la vida real, una fuente es un lugar donde el agua surge desde las profundidades de la tierra. Una fuente impura puede ser amarga, venenosa o ambas cosas a la vez.

Obviamente es de suma importancia para nosotros saber cuales son estas Fuentes. Yo creo que son los motivos más profundos de nuestros corazones, nuestros más poderosos deseos, nuestras prioridades más básicas. Y solo Dios puede cambiar esos deseos. Esa es su parte. Jesús llamo a ese cambio el “nuevo nacimiento”. Explica Elena de White: El Salvador dijo “A menos que el hombre naciere de nuevo”, a menos que reciba corazón nuevo, nuevos deseos, designios y móviles que lo guíen a una nueva vida “no puede ver el reino de Dios “.

Dios tiene que cambiar en nosotros aquello que nosotros no podemos cambiar: nuestros propósitos, deseos y motivos. Nosotros no podemos crear nuevos deseos, propósitos y motivos dentro de nosotros mismos. Los recibimos de Dios.

Hay dos cosas que deben ser cambiadas de nuestras vidas. Una nuestros deseos y otra nuestro comportamiento. Por desgracia, en su intento por vencer el pecado, la mayoría de los cristianos, mezclan estas dos cosas. Piden a Dios que les ayuden a cambiar su comportamiento pecaminoso, cuando lo que necesitan es pedirle que cambie sus deseos pecaminosos.

La próxima vez que Satanás se le presente con la tentación más difícil, en vez de pedir, “Señor por favor, ayúdame a dejar de hacer tal o cual cosa”, diga “Señor, por favor, quítame el deseo de hacer tal o cual cosa”.

Esta puede ser una oración sumamente difícil de pronunciar, porque nos gustan demasiado nuestros pecados. Si Dios nos quita el deseo de cometer ese pecado, ya no podríamos gozarlo.

La clave para vencer todo pecado acariciado es hacer una elección voluntaria y consciente cuando la tentación es más fuerte. “Señor por favor ayúdame a no desear este pecado. Quítame el deseo ahora mismo”.

Yo no conozco ninguna batalla espiritual que sea más difícil que pedir a Dios que cambie mis deseos de realizar un pecado específico, cuando no hay nada en el mundo que desee más que cometerlo. Sin embargo, he descubierto que cuando elevo esa oración en el momento de la tentación mas intensa, gano la victoria. He notado también que si sigo pidiendo a Dios que cambie mis deseos cada vez que la tentación se presente, llega el momento en que ya no deseo cometer más ese pecado particular.

Ahora pongamos la parte de Dios y la nuestra:


La Parte de Dios

Nuestra Parte

Cambio

Convicción

Mostrarnos nuestros Pecados

Pedirla

Discernimiento

Conversión

Cambiar nuestros Deseos

Pedirlo

Deseo

Resistencia




· RESISTENCIA: La oración que pide el cambio del deseo de cometer tal o cual pecado, no es lo mismo que la ayuda para no llevarlo a cabo, y en el momento de la tentación más fuerte, necesitamos ayuda para ambos lados. Necesitamos que Dios nos quite el deseo pero necesitamos también ayuda para no cometerlo. Pero necesitamos primero que nos quite el deseo, pues de otro manera estaremos luchando por no hacer algo que tenemos un irresistible deseo de hacer.

Muchos de nuestros pecados son vencidos simplemente por nuestros cambios de deseos de cometerlos. Sin embargo, he descubierto que en el caso de un pecado profundamente arraigado, necesito que Dios me ayude a no cometerlo y a portarme bien, aun después de haber pedido que cambie mis deseos. Los deseos restringido o transformados hacen que el cambio de comportamiento sea posible. Pero no lo hace necesariamente inevitable.

Además el cambio de conducta se produce mediante un proceso enteramente diferente de la forma en que se produce el cambio en nuestros deseos. Dios cambia nuestros deseos, Nosotros no podemos hacerlo. Pero Dios no cambia nuestro comportamiento. Este principio es muy importante:

Solo Dios puede cambiar nuestros deseos.

Solo nosotros podemos cambiar nuestro comportamiento.

A muchos nos gustaría que Dios cambiara tanto nuestros deseos como nuestra conducta. Sin embargo, Dios no puede cambiar nuestro comportamiento sin violar nuestro libre albedrío y nuestra voluntad. Alguna vez, ¿ha visto que Dios extienda su mano desde el cielo para arrebatarle la bebida a un alcohólico? Por supuesto que no. Dios quita el deseo de pecar, pero NOSOTROS debemos cambiar nuestra conducta.

Afortunadamente, Dios no nos dice “Yo les di un nuevo repertorio de deseos. Ahora ustedes cambien su comportamiento”. El nos ayuda en esto también: la ayuda que Dios nos da para cambiar nuestra conducta se resume en un versículo bíblico muy breve

“todo lo puedo en Cristo qué me fortalece”. (Fil. 4: 13)

Note que Pablo habla aquí de la conducta. Dice: “todo lo puedo“; no unas pocas cosas, sino todas. Eso significa que usted puede vencer cualquier pecado, no importa cuan difícil le haya parecido hasta aquí. Pablo dice que el cambia su conducta con la ayuda que Dios les da. De modo que la parte de Dios en el cambio del comportamiento, consiste en darnos su poder...

¿Y cual cree usted que es nuestra parte? Estoy seguro que a esta altura ya lo adivino PEDIRLO

Añadimos esto a nuestra grafica:


La Parte de Dios

Nuestra Parte

Cambio

Convicción

Mostrarnos nuestros Pecados

Pedirla

Discernimiento

Conversión

Cambiar nuestros Deseos

Pedirlo

Deseo

Resistencia

Darnos su Poder

Pedirlo ¡Diga NO!

Conducta

Una bella declaración de Elena de White resume este principio:

Una importante ley de la mente -que no debe pasarse por alto- es que cuando un objeto que se desea es negado con suficiente energía como para eliminar toda esperanza de conseguirlo, la mente deja pronto de anhelarlo y se ocupa de otros intereses. Pero mientras detecte la menor esperanza de lograr el objeto deseado, se esforzará por obtenerlo”.

Use esta formula la próxima vez que una fuerte tentación lo acose. Comience diciendo: “Señor, por favor cambia mi corazón para que ya no siga deseando este pecado”. E inmediatamente prosiga con esta otra oración: “Señor, dame el poder para no pecar. Entonces dígase a si mismo ¡No! con mucha firmeza, con la misma firmeza que le dice a un niño que le importuna con un pedido impropio. Esta puede ser la elección más difícil que usted tenga que hacer jamás, pero funciona. Yo lo se. Ha dado resultado en mi vida muchas veces.

Abrahán llego a la tierra prometida paso a paso. Cuando él hizo su parte, Dios también hizo la suya. Usted da un paso tras otro, pidiendo a Dios fortaleza para cambiar su comportamiento y diciéndose ¡No! a sí mismo. Esa es su parte. Cuando así lo haga, entonces conducirlo a ese lugar ignoto llamado perfección será responsabilidad de Dios. Usted no tiene por que preocuparse de si es apto o no para llegar. El se ocupara de eso, sin el menor peligro de fracaso.

Al pedir al Espíritu Santo en la forma descripta, descubrirá que experimentara un desarrollo, con frecuencia rápido, en su carácter y en su vida. Comience a dar estos pasos. Yo le garantizo que Dios no terminara el tiempo de gracia antes que usted esté listo.

Extraido de libro El desafío del tiempo final de Marvin Moore

CAMINAR ORANDO

Ron Halvorsen me enseñó el valor de caminar orando. El libro de Ron, Prayer Warrior (Guerrero de oración), describe cómo recuperar una ciudad de las garras del enemigo, manzana por manzana.

La guerra espiritual se esta librando en las grandes ciudades de nuestro mundo. Satanás parece tener el control casi completo. Los cristianos que practican el caminar orando, sencillamente caminan por su comunidad, cuadra por cuadra, intercediendo fervientemente por las personas que viven en esas calles.

El pastor Halvorsen envió a varios miembros de su iglesia a caminar orando a una sección de determinada ciudad en la que el tendría mas tarde reuniones de evangelización. Se sorprendió cuando envió por correo las invitaciones. La sección en la que los miembros de la iglesia habían caminado orando produjo resultados mas notables que cualquier otra sección de la ciudad. Asistieron mas personas del territorio donde habían caminado orando.

¡Por que no caminar orando por sectores de su ciudad? Camine y ore, ore y camine. Ore para que la gente que vive en su vecindario abra su corazón al evangélio. Ore para que sus corazones sean receptivos. Ore para que sus mentes se abran. Ore para que el Espíritu Santo los guié a toda verdad.

Los cristianos que oran reconocen su absoluta impotencia para ganar almas para Cristo.La conversión es la obra del Espíritu. Las oraciones intercesoras abren oportunidades para que Dios obre en formas inimaginables.

Es tiempo de que hagamos mucho más que hablar acerca de la intercesión. Es tiempo de orar. Es tiempo de organizar grupos de oración. Es tiempo de estar cubiertos con cadenas de oración. Es tiempo de orar caminando por nuestras ciudades, y recuperarlas para Dios.

¡Qué lo detiene? ¡Por qué no comenzar ahora una ofensiva de oración en su iglesia, o en su grupo?.-

GRUPOS DE ORACIÓN

Jesús hizo esta declaración notable con respeto a los grupos de oración: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que esta en los cielos”(Mateo 18:19).

Comentando sobre este pasaje, Elena de White añadió: "¡Por que no se reunen dos o tres para interceder con Dios por la salvación de alguna persona en especial, y luego por otra aún" (Joyas de los testimonios t 3,p 84) .

Los grupos de oración son un canal para que las bendiciones de Dios fluyan por nuestro medio hacia otra persona. A continuación sugerimos, paso a paso, el proceso necesario para organizar sus grupos de oración:

1-Invite a tres o cinco personas para unirse a su grupo de oración. Si tiene más personas que éstas los momento de oración pueden degenerar en momentos de exposición.

2- Designe una hora semanal para reunirse.

3-Dé a cada persona la oportunidad de compartir sus pedidos de oración.

4-Lea un texto bíblico acerca de las promesas de que Dios escuchara y responderá nuestras oraciones. Comparta algunos de los pedidos por los cuales usted mismo suplicara a Dios en esta ocasión particular.

5-Arrodíllense, y oren juntos, buscando a Dios en voz alta.

6-Cuando hagan una oración en forma de conversación, dé a cada persona la oportunidad de apoyar las oraciones de los demás en el grupo, y de interceder ante Dios por los pedidos de sus hermanos y hermanas.

7-Provean algunos momentos para oraciones personales, silenciosas, al terminar la sesión. Orar en un grupo pequeño unido revitaliza nuestra vida espiritual. Proporciona nueva energía a nuestras almas. Abre nuestros corazones para que podamos ser canales de las bendiciones de Dios hacia otros.-

LOS ÁNGELES RESPONDEN MIENTRAS LOS CRISTIANOS INTERCEDEN

“Seres celestiales están destinados a responder las oraciones de los que están trabajando desinteresadamente para promover la causa de Dios. Los Ángeles más excelsos de las cortes celestiales están designados para que tengan eficacia las oraciones que ascienden a Dios para el adelanto de la causa del Señor. Cada ángel tiene su puesto particular del deber, del cual no se le permite que se aleje para ir a otro lugar. Si se alejara, los poderes de las tinieblas obtendrían una ventaja”(Comentario Adventista tomo 4 p.1195)

“Dios ha designado a los Ángeles que hacen su voluntad para que respondan las oraciones de los mansos de la tierra, y para que guíen a sus ministros con consejo y juicio. Los agentes celestiales tratan continuamente de impartir gracia, poder y consejo a los fieles hijos de Dios, para que puedan hacer su parte en la obra de comunicar la luz del mundo".(Testimonios para ministros p.484).

“Los Ángeles ministradores esperan junto al trono para obedecer instantáneamente el mandato de Jesucristo de contestar cada oración ofrecida con fe viva y fervorosa”. (mensaje Selectos t.2, p433).-

18 jun 2008

Cuando intercedemos a favor de otros, nos unimos con Jesús en su poderosa obra de intercesión.

Jesús es el único Intercesor justo. El es el peticionante todopoderoso. Isaías, el profeta evangélico, describe el ministerio del Salvador de la siguiente manera: “Cargo con el pecado de muchos, e intercedió por los pecadores”(Isaías 53:12).

El libro de los Hebreos añade: “Vive siempre para interceder por ellos” (hebreos 7:25).

Constantemente estamos presentes en su amor infinito. Momento tras momento, él intercede por nosotros.

Nuestras mentes no pueden abarcar este amor asombroso y no obstante, es cierto.

Cuando buscamos la gracia de Dios a favor de otros, nos unimos con Jesús en su obra de intercesión. Nuestras oraciones manchadas y contaminadas por el pecado, que pasan por los canales corrompidos de nuestra humanidad, son purificadas por su justicia.

Al interceder por otros, nuestros corazones se unen con el suyo. Nuestras mentes están conectadas con sus propósitos divinos. Llegamos a ser uno con El mediante la intimidad de la oración, con lazos de amor entrañable.

Si usted quiere comenzar hoy a unirse a Jesús en su ministerio de intercesión, puede hacerlo de la siguiente manera:

1-Jesús apartaba períodos específicos sólo para interceder. El evangelio de Marcos registra: “Levantándose muy de mañana, siendo aun muy oscuro, salio y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Marcos 1:35).

A menos que nosotros también apartemos momentos específicos para la intercesión, las ocupaciones de nuestras vidas pueden impedirnos que oremos. El paso acelerado de la vida en el silo XXI a menudo acalla la suave voz del Espíritu.

Encuentre un lugar privado para estar a solas con Dios. Puede ser una habitación en su casa, una oficina, un estudio o un dormitorio. Puede ser un lugar en la naturaleza, un parque, un bosque, un campo, o cualquier lugar donde pueda estar solo (a) con Jesús.

2-Jesús intercede por personas definidas. El Salvador estimulo a Pedro con estas palabras especificas:” Yo he rogado por ti, que tu fe no falte” (Lucas 22:32).

Jesús oro específicamente por Pedro. Presento por nombre a Pedro ante el Padre.

¿Qué gozo debe de haber sentido Pedro al saber que Jesús estaba orando por él, por nombre! Las Escrituras nos animan a orar los unos por los otros: “¿OH, si alguien llevara la causa de un hombre ante Dios!” (Job 16:21). Suplicar por otros, uno a la vez, es la obra de los intercesores de Cristo.

Haga una lista. Anote el nombre de unas pocas personas definidas y comience a buscar a Dios diariamente por ellas.

3-Las oraciones de intercesión de Jesús a menudo eran pronunciadas en voz alta. Un estudio cuidadoso de la vida de oración de Jesús revela este hecho sorprendente.

Cuando los discípulos se acercaron a él, como lo registra Lucas 11, oyeron sus poderosas oraciones y se emocionaron hasta lo intimo de sus corazones. Cuando intercedió por este mundo en Getsemani, pocas horas antes de su crucifixión, cayo sobre su rostro tres veces y oró diciendo: “No sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39).

Cuando oramos en voz alta, las huestes de Satanás tiemblan y huyen. Satanás no puede soportar el sonido de nuestras oraciones fervientes que ascienden al trono de Dios. Orar en voz alta concentra nuestros pensamientos y hace que nuestros pedidos sean definidos. Esto dice la pluma inspirada: “Aprendan a orar en voz alta cuando únicamente Dios puede oírlos”, (nuestra elevada vocación Pág. 132.)

Aunque ciertamente la oración silenciosa, en el pensamiento, tiene su lugar, nuestro Señor nos invita a unirnos en ferviente intercesión, orando en voz alta, elevando nuestras súplicas a él en oración.

¡Le gustaría ser un intercesor poderoso? ¡Le gustaría elevarse a nuevas alturas en su experiencia cristiana?.... ¡Le gustaría desarrollar un compañerismo mas intimo y mas profundo con Jesús?.

Únase al ministerio de intercesión de Jesús:

1-Separando un momento especifico para la intercesión en un lugar tranquilo.

2-haciendo una lista de oración con los nombres de personas definidas.

3- Orando en voz alta donde solo Dios puede oírlo.

Observe lo que Dios hace. Se sorprenderá de los resultados. Sentirá que su corazón es atraído a él en formas nuevas e intimas. Sentirá de nuevo que él es fiel y todavía responde a las oraciones de su pueblo.-

8 jun 2008

Para comenzar cada Día

Conságrate a Dios todas las mañanas; haz de esto tu primer trabajo.

Sea tu oración: "Tómame ¡oh Señor! como enteramente tuyo. Pongo todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo y sea toda mi obra hecha en ti".

Este es un asunto diario. Cada mañana conságrate a Dios por ese día. Somete todos tus planes a él, para ponerlos en práctica o abandonarlos según te lo indicare su providencia. Sea puesta así tu vida en las manos de Dios y será cada vez mas semejante a la de Cristo.